El fenómeno de El Niño es un evento climático relacionado con el calentamiento del océano Pacífico oriental ecuatorial, el cual se manifiesta entre cada tres a ocho años, y que consiste en la fase cálida del patrón climático del Pacífico ecuatorial denominado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), donde la fase de enfriamiento recibe el nombre de La Niña. El desarrollo del evento de produce en diferentes formas, desde un Niño costero de alcance regional en las costas de Ecuador, Perú y norte de Chile, hasta un Niño Godzila de larga duración (2 a 3 años) y de alta intensidad.
Los efectos de El Niño son de alcance global, e impactan principalmente a la región costera del Pacífico de América del Sur. En este lado del océano Pacífico, durante eventos pasados de El Niño, se han registrado intensas lluvias, lo cual ha ocasionado crecidas y desbordes de ríos, aluviones, inundaciones, pérdidas de cosechas agrícolas, como ocurrió en los eventos de 1982-83 y 1997-98.
Los efectos del El Niño sobre los ecosistemas y la vida marina son menos visibles para la comunidad en general, pero son más graves y evidentes que en la vida terrestre. Así, por ejemplo, además del calentamiento de las aguas marinas, otros efectos destacables son el aumento de la altura de la superficie marina; la disminución de los vientos alisios causando a su vez una disminución de la surgencia; y con ello, la menor disponibilidad de nutrientes en la superficie. Con la menor disponibilidad de nutrientes, se reduce ostensiblemente la productividad primaria, lo que conduce eventos devastadores en la cadena alimentaria afectando a toda la biodiversidad marina. Entre los efectos claramente documentados están muerte y varazones de especies por falta de alimento y/o intolerancia a las nuevas condiciones físicas del agua marina, migración de especies a zonas más favorables (tanto en profundidad como en latitudinalmente), aparición de nuevas especies típicas de aguas tropicales, y eventos de floraciones algales nocivas en la época estival.
A comienzos de 2023 comenzó a desarrollarse El Niño en las costas de Ecuador y Perú, alcanzando el fenómeno las costas del norte de Chile, ya a partir del segundo trimestre. Consciente del desarrollo del fenómeno en las costas nacionales, tanto las autoridades del Viceministerio de Pesca y Acuicultura del Perú, como de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura de Chile, comenzaron a analizar el fenómeno y a tenerlo en consideración en sus acciones de administración pesquera.
En el caso de Chile, el Subsecretario de Pesca y Acuicultura solicitó al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a través del proyecto GEF/PNUD Humboldt II, organizar una reunión y convocar a un panel de investigadores y expertos nacionales en ciencias del mar para que, junto a autoridades sectoriales regionales de la zona norte de Chile (entre las regiones de Arica y Parinacota y Coquimbo), analizaran el desarrollo de El Niño e informaran los posibles efectos sobre el sector pesquero, identificando acciones que permitan mitigar tales efectos. La reunión se desarrolló el 28 de julio de 2023 en dependencias del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción en Santiago, y contó charlas técnicas de investigadores del Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) y de un sectorialista de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura.
Entre las principales conclusiones, del panel convocado están:
- El Niño comenzó a observase a principios de año en las costas de Perú y Ecuador, y en mayo se hizo evidente en la banda ecuatorial. A partir de febrero/marzo se comenzaron a observar en el norte de Chile anomalías positivas en las temperaturas, viéndose también un descenso en la concentración de clorofila. Con un 90% de probabilidad el evento durará hasta diciembre, e incluso el verano de 2024. No se puede indicar aun con que intensidad y hasta donde llegará El Niño, pero en ningún caso será débil, y es probable que su desarrollo llegue hasta las regiones del Bio Bio, dada la conexión que existe con la zona ecuatorial.
- Los efectos que se han observado en las costas del Norte de Chile son de menor disponibilidad de anchoveta, la cual se ha profundizado debido a una profundización de la termoclina; mortalidades y varazones de recursos bentónicos; aparición de nuevas especies; desprendimientos de algas pardas de su sustrato, y pérdida de las espículas de los erizos, afectando la calidad del producto, entre otros.
- Sólo en la pesquería pelágica del norte de Chile, es posible que haya una pérdida de empleo directo de 370 personas en la industria y las empresas podrían tener una pérdida económica de USD$ 35 millones, con el consabido cierre de plantas de proceso.
Entre las acciones que se identificaron en curso y algunas que podrían desarrollarse los expertos recomendaron las siguientes:
- Creación de Grupos o mesas de trabajo regionales para el monitoreo del fenómeno, con participación de pescadores.
- Mayor flexibilidad del sistema de manejo pesquero, para atender desde la normativa las diferentes situaciones que se han producido.
- Instalación de Comités Regionales de Crisis, para abordar los asuntos de apoyos sociales y económicos.
- Revisión y adaptación de la normativa pesquera al nuevo escenario.
- Activación de fondos de contingencia no solo para lo social, sino que también para la investigación que es necesaria.
- Apoyar y financiar iniciativas de recuperación de hábitat y ecosistemas, como los de macroalgas, mediante actividades por ejemplo de repoblamiento y/o crio-preservación de especies
- Incorporar en la nueva Lay de Pesca elementos que permitan abordar estas contingencias, las que serán cada vez más recurrentes e intensas.
- Jorge Oliva, Director del CIAM, sugirió reactivar algunas zonas de penetración de las 5 millas para el sector industrial donde la flota artesanal no trabaja, con el propósito de aprovechar la gran cantidad de biomasa de anchoveta que se encuentra muy cercana a la costa. Si esto resultara viable, es necesario hacerlo con la participación de los pescadores artesanales.
- Reestablecer el crucero de evaluación de stock desovante de anchoveta e idealmente efectuar un segundo crucero adicional.
Como se ha visto, es unánime la opinión de que el fenómeno de El Niño está presente y causará impactos negativos en el sector pesquero, por lo que las recomendaciones del panel de expertos convocado resultan oportunas, y del análisis de la viabilidad política y económica dependerá la implementación de tales recomendaciones.