Una Red Binacional para conservar el Gran Ecosistema de la Corriente de Humboldt

Por Paloma Toranzos, Jefa de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de PNUD Chile y Diana Rivera, Oficial de Medio y Energía de PNUD Perú

Las áreas marinas protegidas son mucho más que espacios delimitados en el océano: son refugios para la biodiversidad, escudos naturales frente al cambio climático y pilares fundamentales para asegurar medios de vida sostenibles en las comunidades costeras. En el contexto de la Corriente de Humboldt —uno de los ecosistemas marinos más biodiversos y productivos del planeta, que alberga más del 20% de la producción pesquera mundial—, su importancia es aún más crítica. Este sistema sostiene más de 10,000 especies marinas registradas, incluyendo peces, aves, mamíferos marinos y macroalgas, muchas de ellas endémicas o con alto valor ecológico. Además, brinda sustento directo a miles de familias pescadoras artesanales en Perú y Chile, y cumple un rol esencial en la seguridad alimentaria y el desarrollo económico de la región. 

Para que estas áreas cumplan su función, no basta su declaración formal, su tamaño o localización, sino que también representen adecuadamente la diversidad de hábitats marinos, protejan especies clave y estén conectadas entre sí. Es decir, que las especies puedan desplazarse entre ellas y que los procesos ecológicos no se interrumpan. 

Con esa mirada, Chile y Perú han emprendido un esfuerzo sin precedentes: construir una Red Binacional de Cooperación técnica para conservar las áreas marinas más significativas del Gran Ecosistema Marino de la Corriente de Humboldt (GEMCH), en el marco del Proyecto Humboldt II, liderado por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura de Chile y el Ministerio de la Producción de Perú, con la cooperación técnica del PNUD y el financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF). 

Un enfoque basado en ciencia 

Como punto de partida, ambos países desarrollaron estudios nacionales con un enfoque común: evaluar la efectividad de sus áreas marinas protegidas frente a los desafíos de conservación actualesEl primer paso ha sido realizar un análisis exhaustivo de las áreas protegidas marino-costeras y de las especies emblemáticas —como lobos marinos, aves guaneras y bosques de macroalgas— que habitan estos ecosistemas. En cada país, se ha sistematizado información existente y se han elaborado mapas temáticos, bases de datos e instrumentos de análisis que evidencian la importancia de fortalecer la representatividad y conectividad ecológica de dichas áreas.  

En el caso de Chile, el análisis abarcó múltiples ecosistemas marinos desde Arica hasta Puerto Montt, evaluando el grado en que las Áreas Marinas Protegidas (AMP) actuales protegen hábitats clave y especies de interés para la conservación. El estudio resalta avances en protección en ecosistemas insulares y zonas australes, sin embargo, se evidencian diferencias de representatividad entre regiones, lo que sugiere oportunidades para una planificación espacial más equilibrada. También identifica brechas en conectividad funcional, es decir, en la capacidad de estas áreas para permitir el desplazamiento y reproducción de especies a lo largo de sus rutas naturales.

Adicionalmente, se ha apoyado el fortalecimiento de la gestión de estas áreas mediante procesos participativos orientados al diseño e implementación de planes de manejo. Entre las acciones destacadas se encuentran la elaboración de propuesta de planes de manejo para el Área de Conservación de Múltiples Usos (ACMU) “Mar de Pisagua” y para la Reserva Marina “La Puntilla-Playa Chinchorro”, así como el diseño de actividades para implementar tres estrategias priorizadas del plan de manejo del ACMU Isla Grande de Atacama vinculadas a la pesca, turismo y gestión de residuos. Estas acciones se esperan contribuyan con una gestión más efectiva, inclusiva y contextualizada de las áreas marinas protegidas. 

En Perú, el diagnóstico mostró que, en lo referido a la representatividad —es decir, la capacidad del sistema de áreas protegidas para conservar una muestra adecuada de los diferentes ecosistemas, hábitats y especies presentes en un territorio marino definido—, la ecorregión Humboldtiana supera la meta del 10% gracias a la creación de la Reserva Nacional Dorsal de Nazca. Sin embargo, la ecorregión Central Perú sigue estando subrepresentada. De otro lado, los análisis de conectividad revelaron que, incluso en las áreas donde existe mayor representatividad, la conectividad ecológica entre áreas protegidas se mantiene baja, lo que refuerza la urgencia de pensar la conservación más allá de sitios aislados. 

En paralelo, y también en el marco del Proyecto Humboldt II, ambos países trabajan para mejorar las prácticas de pesca de recursos priorizados —tales como la anchoveta, jibia, chanque/loco, recursos bentónicos y macroalgas— fuera de las áreas protegidas, ya que la conservación y la sostenibilidad no dependen solo de lo que ocurre dentro de estas áreas, sino también de lo que sucede fuera de ellas. 

Conservación con visión binacional de futuro 

Más allá de los diagnósticos individuales, el mayor valor de este trabajo radica en su carácter binacional. Por primera vez, se han armonizado criterios técnicos entre ambos países para evaluar la representatividad ecológica y priorizar especies de interés. Esta base común facilita el diálogo y la coordinación futura en la planificación de una red binacional de áreas marinas protegidas, capaz de responder a desafíos compartidos. 

Los hallazgos también refuerzan el valor de adoptar un enfoque ecosistémico en la gestión marina, reconociendo la interdependencia entre especies, hábitats y comunidades humanas. Esta visión integral no solo favorece conservar la biodiversidad, sino también fortalecer la resiliencia climática, mejorar la seguridad alimentaria y promover economías sostenibles a lo largo del litoral. 

Frente a estos hallazgos, Chile y Perú han iniciado el diseño de una Red de Cooperación Técnica Binacional en áreas marinas protegidas y prioritarias para la conservación del GEMCH. Esta red permitirá articular esfuerzos institucionales, científicos y comunitarios para fortalecer la conservación marina a nivel regional. Además, la red promoverá actividades binacionales concretas y facilitará la implementación coordinada del Programa de Acción Estratégico (PAE) firmado por ambos países. 

La construcción de esta red no solo responde a compromisos internacionales como el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal, sino también a una convicción compartida: la conservación marina es más efectiva cuando se trabaja en conjunto. 

Chile y Perú están demostrando que la cooperación puede transformar diagnósticos en acción. Que es posible alinear prioridades, compartir conocimientos y avanzar hacia una gestión más equitativa, resiliente y sostenible de los bienes comunes del océano. 

En el marco del Día Mundial de los Océanos, este esfuerzo binacional reafirma el compromiso de Chile y Perú con un océano más saludable, justo y resiliente. Porque proteger el mar que compartimos es proteger nuestro presente, y nuestro futuro común. 

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