Micromachismos y abuso

Como hemos visto en la línea de tiempo de la temática 4, el recorrido por hacer visibles y luchar contra todas las formas de discriminación hacia las mujeres, ha sido largo y sigue siendo una necesidad urgente.

En esta temática abordaremos algunas sutiles -y no tan sutiles- manifestaciones de la desigualdad de género, expresada a través de micromachismos y ciertos tipos de abusos cotidianos. Saber identificarlos y reconocerlos es parte importante de las acciones que, tanto hombres como mujeres, podemos tomar en nuestro día a día para señalar y rechazar la desigualdad de género en el ámbito laboral, familiar y personal.

En el siguiente video podrás conocer más.

Revisemos con mayor detalle estos micromachismos:

Mansplaining

Es este un término acuñado en inglés para nombrar la actitud machista e irrespetuosa que en castellano se conoce como «los hombres me explican cosas».

Hace referencia a esa molesta y muy generalizada costumbre de los hombres de interrumpir a las mujeres para «clarificar», «explicar mejor» o  complementar la idea» de algo originalmente planteado por una mujer.

Al hacerlo, muchas veces los hombres incluso intentan aleccionar a las mujeres acerca de algo que ellas mismas conocen mejor o de un tema relacionado a la experiencia de ser mujer.

Es una actitud machista que refuerza el estereotipo de que, sin importar el tema o circunstancia, las opiniones de los hombres están siempre autorizadas, son válidas y tienen mayor credibilidad.

Gaslighting: Luz de gas

Es un tipo de abuso emocional donde la víctima es manipulada, haciéndola dudar de su propia percepción de los hechos, de su juicio y/o de su memoria.

La persona a quien es aplicada la “luz de gas” llega a sentirse ansiosa, confundida o incluso puede experimentar depresión.

Aunque tanto como hombres como mujeres pueden caer en la manipulación en las relaciones de pareja, el gaslighting o luz de gas en particular, es un tipo de manipulación basada en el estereotipo de que las mujeres somos irracionales e inestables; esto refuerza las relaciones desiguales de poder al minimizar o ridiculizar lo que sienten las mujeres.

Humor machista:

Aunque solemos disfrazarlo y justicarlo con la excusa del humor, los chistes y bromas machistas son dañinos tanto para mujeres como para hombres.

Estos refuerzan y naturalizan estereotipos de género, comportamientos y actitudes discriminatorias e incluso violentas.

Por ejemplo, cuando vemos como gracioso, divertido o incluso como un logro, el hecho de que alguien se aproveche de una mujer bajo la influencia del alcohol, estamos promoviendo la cultura de la violación.

Piropos y acoso callejero:

Aunque existan piropos que pueden parecer halagadores, en el origen de estos están dos ideas: 1) que la principal función de las mujeres fuera del hogar es agradar a los hombres y embellecer los espacios que estos ocupan, y 2) que al estar fuera del hogar o espacio doméstico tradicionalmente asignado a las mujeres, los hombres tienen derecho a opinar sobre sus cuerpos, abordarlas inapropiadamente e incomodarlas en el ámbito de la calle, que tradicionalmente ha sido de dominio  masculino.

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